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ARSENALES Y TALLERES AERONAVALES

LOS TALLERES AERONAVALES

 

Desde el nacimiento mismo de la Aviación Naval, cuenta ésta con sus propios Talleres de Mantenimiento.

 

Prueba de ello son las adscripciones que, a la Escuela Militar de Aviación, se hace de personal de Suboficiales y Cabos (1911), para que se adiestren en el mantenimiento de sus aviones, el pase en co­misión a Europa de los mismos (1914), para perfeccionarse y la ins­talación de los Talleres en el Parque de Fuerte Barragán (1916).

 

Ya el Suboficial COVAS construye una hélice de madera ("de nogal americano") para un Fokker, regalo de la Misión Aeronáutica Francesa, en 1918.

 

En 1920, la comisión de futuros Ingenieros Aeronavales y Sub­oficiales a distintas fábricas de motores y aviones en los Estados Uni­dos de América, producen el definitivo sistema de los Talleres Aero­navales agregados a las Bases o Estaciones, cuando a su regreso, con importante material de vuelo y de mantenimiento, se instalan en Puer­to Belgrano primero y en Punta Indio después, siendo algunas veces verdaderas "fábricas" de aviones e implementos aéreos.

 

Los "Talleres Especializados" de las Bases Aeronavales de Punta Indio, Puerto Belgrano, Espora y Ezeiza, sin olvidar al Laboratorio de Instrumental de Material Aeronáutico (de la calle Brasil y Ber­nardo de Irigoyen, en la Capital Federal), son los antecedentes del actual Taller Aeronáutico Central, orgullo no sólo de la Aviación Na­val, sino de la Armada Argentina toda.

 

Separadamente historiamos en forma breve el desarrollo de estos organismos de apoyo, donde los medios de vuelo se mantuvieron y mantienen en condiciones óptimas de utilización, muchas veces ha­ciendo "'milagros" con las máquinas herramientas disponibles y los repuestos y partes siempre escasos.

 

En esos Talleres se realizó la proeza de mantener a los aviones navales en servicio durante los casi cinco años de la 2da. Guerra Mun­dial, cuando pensar en reposiciones o en repuestos era quimérico.

 

En esas plantas y con espíritu de servicio inigualable, los inge­nieros, técnicos, operarios y aprendices de la Aviación Naval han reali­zado y realizan el milagro diario del mantenimiento, la reparación y la reconstrucción de los aviones con el ancla bajo las alas.

 

Y también, en varias oportunidades, como damos cuenta en el Ca­pítulo 3, se realizaron en ellos, construcciones en serie de aviones (pla­neadores) de escuela, además de transformaciones de relevancia (navalizaciones, conversiones, etc.), dignas de la más alta capacitación tecnológica.

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